"La Familia: una página del Evangelio para nuestro tiempo"

lunes, 12 de marzo de 2012

Imaginería del Trono de Nuestra Señora de la Caridad, Obra de Arte de nuestra Semana Santa


Viajemos 4 años atrás... y revivamos el momento en el que el Trono de la Señora de la Caridad estrena la segunda fase de la ornamentación escultórica... Busquemos su sentido y significado y descubramos una auténtica joya de nuestra Semana Santa.


Disfrutemos del Artículo abajo expuesto, escrito por Federico Fernández Basurte y Fotografía de Antonio Cuellar y Salvador Rueda y publicado en el Boletín Ubi Caritas nº 44 de Cuaresma 2008 de la Cofradía Amor y Caridad, siendo añadidas algunas instantáneas de este trabajo :

Portada del Boletín nº 44 Ubi Caritas de Cuaresma de 2008

" El joven escultor malagueño, Juan Vega Ortega, quien ya tuvo la oportunidad de mostrar su talento en la imaginería que realizó para la primera fase de la decoración del trono, volvió  a sorprender con el dominio de la técnica, tanto en lo que se refiere al modelado como a la policromía, y especialmente, en esa ocasión, en lo que respecta a la composición y a los detalles que ilustran y complementan los motivos escogidos para las cartelas.


Juan Vega Ortega

Juan Vega Ortega, nacido en Málaga hace 22 años. Ha estudiado en la Escuela de Artes y Oficios de San Telmo, Málaga, dentro de la cual destaca la labor de aprendizaje que realiza con el escultor Suso de Marcos. 

En cuanto a los últimos trabajos realizados destaca una Dolorosa de vestir, Virgen de los Desamparados, para la Prohermandad situada en la Parroquia de Santa María Goreti, Barriada de Los Corazones, Málaga.

Por lo que respecta a los proyectos en ejecución destacar la imaginería para el trono de Ntra. Sra. de la Merced, (Cofradia de la Humildad, Málaga). Actualmente tiene su taller en Calle Cobertizo del Conde nº 2, Málaga.


 
El pasado año tocó el turno a las capillas de las esquinas, donde se situaron santos y santas, testigos de la fe, relacionados respectivamente con la virtud de la caridad (San José, Beata Teresa de Calcuta y San Pablo) y la orden Agustina (San Agustín, Santa Mónica y Santa Rita de Casia), en las esquinas delanteras, mientras en las traseras se dispusieron santos maristas (San Marcelino Champagnat, el Venerable H. Francisco y el H. Guzmán), así como santos que nos hablan de nuestra Iglesia Diocesana y nuestra Iglesia Parroquial (San Francisco de Paula, el Beato Manuel González y el Beato Enrique Vidaurreta). 




En esta ocasión, como anticipábamos, vamos a poder contemplar completamente terminadas las seis cartelas que circundan el cajillo. Como motivo general, por medio de las mismas, hemos pretendido presentar a María, la Virgen de la Caridad, a través de distintas advocaciones relacionadas con las dos órdenes religiosas con las que está vinculada la Cofradía: Orden de San Agustín e Instituto de los Hermanos Maristas. Se trata, por lo tanto, de desplegar una muestra de la devoción mariana marista y agustiniana o, dicho de otro modo, presentar una serie de ejemplos significativos de las principales referencias mariológicas agustinianas y maristas. 




Todo ello insertando las correspondientes imágenes en escenas que, además de aportar más vistosidad y lucimiento a las cartelas, nos permiten abundar en la aproximación a elementos significativos relacionados con la espiritualidad tanto marista como agustiniana. En esta motivación general hay que hacer una salvedad. La cartela frontal está dedicada, como siempre habíamos deseado y era nuestra intención desde el primer momento en que empezó a concebirse este trono, a nuestra Patrona, Santa María de la Victoria, con San Francisco de Paula. Se trata de una nueva afirmación de nuestra identificación con la Basílica que nos acoge como sede canónica, con la Parroquia de cuya comunidad nos sentimos parte, con el templo que alberga a nuestros Titulares y nuestra Hermandad desde su misma fundación. 

Juan Vega realizando las Cartelas del Trono
Por eso, además de la propia imagen de la Virgen, representada en la escena del sueño del Rey Fernando el Católico, con el anciano Francisco de Paula implorando a Nuestra Señora, en el fondo se vislumbra la fachada del Santuario con su espadaña, una imagen para nosotros tan familiar y ligada a nuestra historia y a nuestra vida cotidiana. Además, Nuestra Señora de la Victoria es la denominación del Colegio Marista de Málaga, tan relacionado con nuestra Cofradía, y del que tantos cofrades son alumnos y antiguos alumnos. Como detalle de esta cartela frontal, podemos destacar, por otra parte, que la corona de la Virgen y el cetro que porta son sendas piezas de orfebrería realizadas por Cristóbal Angulo en su taller de Fuengirola. En el lateral derecho se disponen Nuestra Señora de Consolación y Nuestra Señora de Gracia, mientras en la parte trasera se sitúa la Virgen del Buen Consejo. Todos ellos son títulos intrínsecamente ligados a la historia de la Orden de San Agustín.

Cartela de Santa María de la Victoria con San Francisco de Paula.


NUESTRA SEÑORA DE CONSOLACIÓN: Consta que a mediados del siglo XV los agustinos veneraban en el norte de Italia una imagen de María, invocada bajo este nombre. En 1575 la cofradía fundada en Bolonia para dar culto a la Virgen de Consolación se unió a la de los Cinturados de San Agustín. La archicofradía adoptó el título de «Cinturados de San Agustín y de Santa Mónica» bajo la advocación de Ntra. Sra. de la Consolación. A partir de entonces la devoción y el culto se propagaron constantemente, favorecidos por los Papas y por el celo de los agustinos. La iconografía tradicional nos muestra a la Virgen con el Niño en brazos, ofreciendo la correa del hábito agustino a San Agustín y su madre Santa Mónica, ambos arrodillados a sus pies. Así la podemos ver en la capilla que tiene dedicada en la iglesia de San Agustín de Málaga. Como detalle relacionado con esta advocación podemos destacar que en los años treinta del siglo pasado, nuestra Cofradía se hizo cargo durante varios años de organizar los cultos y procesión claustral de Nuestra Señora de Consolación en la iglesia y colegio agustino, a petición de la comunidad agustiniana.


Nuestra Señora de Consolación y Correa

NUESTRA SEÑORA DE GRACIA: La advocación de Nuestra Señora de Gracia evoca el saludo del Arcángel Gabriel a María, cuando el emisario de Dios le presentó sus planes de salvación y de maternidad. Ella era la elegida del Padre para encarnar a su hijo, quien llevaría a cabo la redención de los hombres. Por eso, el saludo del ángel rezó: «Dios te salve María, llena eres de gracia». A partir del siglo XVII la advocación es considerada como propia de la Orden. Si bien el culto general es antiguo, la liturgia específica no fue concedida hasta 1807. En esta fecha, el Papa Pío VII, a instancias del P. José Menocchio y del Vicario General, concedió a la Orden de San Agustín facultad para incluir en su liturgia la festividad en honor de la Virgen Nuestra Señora de Gracia, con Misa y Oficio propios. Se celebra el 25 de marzo, en clara alusión a la escena de la anunciación del ángel a María. La Comunidad de PP. Agustinos de Málaga, que regenta el Colegio Los Olivos de nuestra Ciudad, está puesta bajo a la advocación de Nuestra Señora de Gracia. También es una imagen de la Virgen de Gracia la que preside la capilla del citado centro educativo.

Cartela de Nuestra Señora de Gracia
 


NUESTRA SEÑORA DEL BUEN CONSEJO: Mucho antes de la venida de Cristo, el pequeño pueblo de Genazzano, a treinta millas de Roma, construyó un templo a Venus. En el siglo IV de nuestra era, se mandó erigir una iglesia en una colina sobre el pueblo, no muy lejos de las ruinas del antiguo templo pagano. La iglesia fue dedicada a Nuestra Señora del Buen Consejo. A través de los siglos, Nuestra Señora fue honrada de manera especial en la pequeña ermita de la colina, la cual se puso a cargo de los frailes de la Orden de San Agustín en 1356. Numerosos conventos, iglesias y colegios de la Orden de San Agustín están colocados bajo el amparo y denominación de Nuestra Señora del Buen Consejo. En el lateral izquierdo se disponen dos cartelas con escenas en las que se puede contemplar sendas imágenes marianas muy importantes en la historia y la tradición de los Hermanos Maristas. 


Cartela con Nuestra Señora del Buen Consejo


NUESTRA BUENA MADRE: Esta es la representación mariana que, junto con la advocación a la que se refiere, hoy en día se ha extendido como la más representativa de los Maristas en todo el mundo. La original e histórica -que se conserva actualmente en la sala del Consejo General, en Roma- es una estatua de yeso, policromada, que mide 0.75 cm de altura y representa a la Virgen María como madre, con el niño Jesús dormido en los brazos y el gesto tan infantil de “chuparse el dedo”. Esta imagen estuvo presente también en la “capilla del bosque”, aquel espacio sagrado “provisional” que servía de lugar de oración y celebración para los “hermanos constructores” durante la construcción de la casa madre de el Hermitage. Más tarde, Marcelino colocó la imagen de Nuestra Buena Madre en la capilla de la nueva casa. Allí estaba en un momento decisivo de la Congregación en sus primeros pasos, cuando se desató la crisis conocida como “el asunto de las medias de paño”. Una división entre los hermanos se generó en 1828, cuando el P. Champagnat creyó oportuno imponer el uso de las medias de paño y de un nuevo método en la enseñanza de la lectura. Tras un año de prueba de estas dos innovaciones, la división continuaba y el Padre Fundador quiso zanjar la cuestión. Pues bien, en el altar especial que con tal motivo hizo montar en la capilla del Hermitage para orar por la unidad del Instituto, Marcelino mandó colocar “la imagen de la Santísima Virgen rodeada de muchas velas”, un altar en el que, según un cronista de la época: “debían colocar la estatua de la Reina de la casa”. Aquella Reina de la casa era la que ahora denominamos “la Buena Madre”. Y ella salvó la unidad de la Congregación. Hoy se puede considerar a la Buena Madre como “la Virgen de los Maristas”.


Alegoría sobre la Enseñanza a los Maristas

LA VIRGEN DEL CORAZÓN DE PLATA O NUESTRA SEÑORA DEL HERMITAGE: La imagen de Nuestra Señora del Hermitage o Virgen del Corazón de Plata se presenta en el contexto de una conocida escena de la vida de San Marcelino Champagnat: el “Acordaos” en la nieve. Este incidente sucedió a principios del año 1823 y fue interpretado por Marcelino y sus hermanos como una señal muy significativa. Marcelino y el H. Estanislao se perdieron en una tormenta de nieve. Volvían de visitar a un hermano enfermo a quien habían ido a asistir a pesar de la crudeza del tiempo. Se les echó la noche encima y arreció la tormenta con una fuerte nevada. Con su compañero inconsciente a sus pies, Marcelino pensó: si María no viene en nuestra ayuda, estamos perdidos. Puso entonces su vida en manos de Dios y rezó el “Acordaos”, una antigua oración dedicada a la Virgen. Su plegaria fue milagrosamente escuchada. En medio de aquella tormenta y en plena noche, Champagnat pudo divisar una luz. Era una lámpara que un habitante de aquel bosque prendió en su casa. Marcelino y sus primeros hermanos vieron en este suceso la manifestación de una realidad más profunda: la elección de Dios para compartir la misión de María."


Tormenta que sufrió San Marcelino de Champagnat





Y como conclusión y a modo de acotación se expone la Última Fase del Trono...

ÁNGELES, ARCÁNGELES Y QUERUBINES.
Y la tercera y última fase se trata de las imágenes de los cuatro Ángeles, los dos Arcángeles y las ocho cabecitas de querubines todas ellas repartidas por el cajillo del trono.

 Ángeles del Trono de la Señora de la Caridad


Arcángeles situados en el frontal del trono realizado en madera de cedro, dorado, estofado al temple y policromados. Ángeles tallados en madera de cedro con distintas expresiones.

Uno de los Arcángeles situados en el Frontal del Trono

Un Arcángel

Las cabezas de Querubines también se encuentran tallados en madera de cedro, policromados y las alas doradas y estofadas al igual que los ángeles todos ellos con distintas expresiones.




Esta fue la fase final de todo el largo proceso de la imaginería del trono de la Virgen de la Caridad y se pudo apreciar por completo en su totalidad en la Semana Santa del año 2009.

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