"La Familia: una página del Evangelio para nuestro tiempo"

lunes, 23 de abril de 2012

Hay que entender la inteligencia emocional de las Cofradías


Gracias al periodista Jesús Hinojosa del Diario Sur, el cual nos ha remitido en formato digital este documento, podemos disfrutar, de manera excepcional de la entrevista que salió impresa el pasado Viernes Santo en  el especial "Pasión del Sur" al Párroco de la Divina Pastora y Sta. Teresa D. Antonio Fernández López.

En Antonio Fernández López (53 años) se reúnen las condiciones de sacerdote y cofrade. El vicedelegado diocesano de Hermandades y Cofradías vive la Semana Santa tanto dentro como fuera de los templos, y así le gustaría que la vivieran los cofrades, manifestando su fe en la calle pero participando igualmente en las celebraciones de estos días santos. Actualmente es párroco de la Divina Pastora y Santa Teresa de Jesús, en la capital, sede de las cofradías del Dulce Nombre y el Prendimiento. Es hermano de las archicofradías de los Dolores de San Juan y de Pasión. Este año cumple las bodas de plata con Dios como cura.


Antonio Fernández : «No hay una discriminación hacia las hermandades, tal vez es que no se comprende el lenguaje que las mueve»

-¿Desde cuándo le gusta la Semana Santa?
-Soy malagueño y mi vida ha girado en torno a la parroquia de la Purísima, donde era monaguillo, y en la del Pilar, donde pasé mi juventud. Siempre se ha combinado bien mi vida parroquial con la vivencia de la Semana Santa, aunque en un principio sin pertenecer de lleno a una cofradía.


-¿Tiene alguna predilección por alguna imagen o cofradía?
-Sí, por las tres Vírgenes que tienen la advocación de Dolores, la de San Juan, la del Puente y la de la Archicofradía de la Expiración. Además, con esta última viví uno de los momentos más especiales para mí, que fue su coronación canónica. En ese año, en el 86, yo era seminarista y me invitaron a ayudar en el pontifical de la coronación como acólito. Casualmente, fui una de las personas que subieron hasta la plataforma en la que se encontraba la Virgen en el momento de coronarla. Fue un momento muy bonito.


-¿Pueden ser las cofradías un buen granero de vocaciones?
-Hay algunas vocaciones que provienen del mundo cofrade. Como realidad de la Iglesia, deben brotar vocaciones en las hermandades. Cuando en una cofradía hay un proceso de formación serio y una liturgia digna, pues el Señor se vale de mil y una maneras para llamar a tantos jóvenes que hay alrededor de la Semana Santa.


-La pregonera de este año, María del Carmen Ledesma, ha señalado la necesidad de que la Iglesia no va a los cofrades como feligreses de segundo orden. ¿Cree que existe esa discriminación?
-No. No hay sentido discriminatorio. Quizá la clave esté en que el sacerdote no ha sido formado para entender el lenguaje de la inteligencia emocional que mueve a las cofradías, y de ahí que en ocasiones haya alguna tirantez o alguna circunstancia no muy agradable, pero no discriminación. Se ha avanzado mucho. Tal vez en los años 70 y 80 la distancia era mayor. Ahora hay más disposición a atender a las cofradías por parte de los sacerdotes, pero eso no quiere decir que se entiendan bien las claves de la inteligencia emocional que las mueve.


-Falta entonces un esfuerzo por parte de los sacerdotes para saber entender el lenguaje de la cofradías.
-Sí, creo que ahí está el "quid" de la cuestión. Pero en esto queda mucho por recorrer. En cualquier caso no es que exista un rechazo, es cuestión de claves formativas. La piedad popular se mueve por un lenguaje emocional y esto es lo que no se termina de captar del todo, aunque cada vez los sacerdotes se van dando más cuenta. Y también existe una dificultad para servir a esa inteligencia emocional. Todo el mundo no sirve y no es capaz de captarla, posiblemente por carácter o por formación. Pero la Iglesia, que es muy sabia, sabe perfectamente que la religiosidad popular hoy es una fuente de evangelización muy importante.


-El delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, Francisco Aranda, precisamente coincide con usted al señalar que es necesario un esfuerzo por parte de la curia para entender y acercarse al movimiento cofrade.
-En efecto. Me gustaría destacar la labor que está haciendo Francisco Aranda al frente de la delegación de Hermandades, porque está trabajando mucho y bien, y está totalmente volcado con la dimensión litúrgica y social de las cofradías. Hay que reconocer su entrega.

-¿Cómo vive la Semana Santa?
-La vivo con intensidad en la liturgia y en la oración, y también en la calle. Me conmueven las imágenes que salen en procesión y que me ayudan a seguir el recorrido por la pasión y muerte del Señor que medito en la iglesia.


-¿A qué cofradías pertenece?
-A Pasión, de la que fui portador del Cristo durante algunos años, y a Dolores de San Juan. Además, soy del Prendimiento, el Dulce Nombre, la Divina Pastora y la Alegría por ejercer como director espiritual de ellas en estos momentos.

-¿Qué momento le gusta más de la Semana Santa?
-Me gustaba mucho la salida de la Hermandad de las Penas desde el interior de San Julián. Era un momento muy especial. Pero también me gusta la bendición del Nazareno del Paso en la plaza de la Constitución y la liberación del preso por Jesús "El Rico".


-El obispo, Jesús Catalá, ha venido insistiendo en la necesaria participación de los cofrades en los oficios de la Semana Santa. ¿Se les echa en falta en esas celebraciones de estos días?
-Bueno, aquí hay de todo. En primer lugar, yo haría una campaña para fomentar la participación en la eucaristía del domingo con los sagrados titulares. La movilidad hoy es grande y muchos cofrades que no viven en el barrio en el que está su hermandad podrían acercarse a la iglesia la jornada del domingo. La segunda parte de esa campaña sería fomentar la participación en los oficios. Hay que vivir la Semana Santa en el templo y en la calle. Se pueden combinar perfectamente ambas cosas.


-¿Qué cambiaría de la Semana Santa?
-Ha mejorado mucho y a muchos niveles. Desde los años setenta hasta ahora ha cambiado enormemente en muchos aspectos. Sí pediría que lo que se manifiesta en la calle se viva también dentro de la iglesia.


-Su deseo para el futuro de las hermandades malagueñas.
-Que se potencie más la formación, la liturgia y la caridad. También hay que mejorar el sentido de pertenencia de por vida a una cofradía. En eso Málaga es deficitaria. Hay una gran mayoría de personas que limitan su pertenencia a una hermandad al ámbito de la infancia y la juventud. Cuando rondan los cuarenta y quieren abandonar el trono se van, no hay un retorno a las filas de nazarenos. Otro deseo es que las juntas de gobierno no sean excluyentes, sino que haya proyectos aglutinantes e ilusionantes para todos los hermanos, ya sean ganadores o perdedores de unas elecciones.

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