"La Familia: una página del Evangelio para nuestro tiempo"

miércoles, 22 de febrero de 2012

Enigma y Realidad de la Salvación del Cristo del Amor... el día que Málaga ardió


La locura se había apoderado de la gente en la noche del 11 de mayo de 1931 en Málaga. La situación política que vivía España alcanzaba su máxima cota de horror en la capital malacitana en un día y una noche aciagos.

Fue la denominada “Quema de los conventos” nombre con el que se recuerda el saqueo y destrucción de los conventos e iglesias malagueñas.

Numerosas obras de arte de gran valor fueron pasto de las llamas por la locura de la sinrazón. Aquella noche, sacerdotes y monjas tuvieron que huír para evitar la muerte. La barbarie fue tal que Málaga entera era una montaña de fuego y humo.
Hoy, 81 años después, muchos de los enigmas de ese día siguen sin resolverse...Fue el día en que Málaga ardió.

Iglesia de la Merced después de la quema de conventos en 1931
Interior del Colegio Las Esclavas, donde se alojaban las internas

 

Aquella noche, entre las innumerables pérdidas, desapareció el Cristo de la Buena Muerte, popularmente conocido como reconocimiento a su autor como “Cristo de Mena”, obra del imaginero granadino-malagueño Pedro de Mena y Medrano, auténticas joyas de la imaginería española, y según todos los estudios de la época el crucificado más valioso de la historia del arte europeo.

Numerosas personas observan la quema de Santo Domingo

 

Cristo de Mena
Palma tallando al Cristo de Mena
Cristo de Mena junto a la Dolorosa


Pero uno de los hechos históricos y más relevantes, se refiere a la forma en que se salvaron en 1931 las imágenes del Cristo del Amor y la Dolorosa que le acompaña, unas de las pocas tallas que no fueron quemadas en aquel año. El 11 de mayo de 1931, ante el cariz que tomaban los acontecimientos en Málaga y la sucesión de asaltos e incendios de conventos e iglesias, los cofrades temieron que también le llegara la hora al templo de la Patrona (Santa Mª de la Victoria).

Cristo del Amor junto a la Dolorosa en 1924
Aunque la proximidad del contiguo Hospital Militar había forzado el establecimiento de una guardia en torno al recinto, un grupo de hermanos del Amor entraron en la Victoria con el ánimo de poner a salvo las imágenes.

Nuestra Señora de la Caridad, estrenando Trono de Pedro Pérez Hidalgo,  pasando por la desaparecida Plaza del Hospital Militar en 1958

Estos cofrades, con más miedo que claridad de ideas, eran Carlos Tomasetti, Antonio Martín Villarrazo, Pedro Cristiá y Alfonso Sell.

En principio, tras desclavar al Cristo, llevaron las dos imágenes al panteón de los Condes de Buenavista, bajo la misma iglesia. Sin embargo, los acontecimientos hicieron pensar a los cofrades que lo mejor sería sacar de allí las imágenes y llevarlas al cercano domicilio de Pedro Cristiá, en la plaza del Circo, pero el miedo y la falta de medios para garantizar y escondite seguro hizo desistir a los cofrades de este enclave.

Alfonso Sell
Por razones de su trabajo, Carlos Tomastti tenía su casa en el interior del puerto, junto a la zona de pescadería y almacenes, y la ofreció para el escondite. Cuentan que resuelto a poner a salvo las imágenes, Tomasetti alquiló un taxi y como mejor pudo ocultó en su interior al Cristo y la Dolorosa y, solo con las tallas, se puso a dar vueltas por Málaga para despistar a cualquiera que hubiera podido verle cargar tan valioso “pasaje”.

 Dicen que ante la dificultad para ocultar al crucificado en el coche se le ocurrió vestirlo con gabardina y sombrero para que pasara inadvertido, como si de un viajero más se tratara. Así pudieron salvarse el Cristo del Amor y la Dolorosa.


2 comentarios:

  1. Esta historia es buenísima. ¡Cuanto se le debe a estos señores!.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Esta historia me la contaron siendo muy jovencita Alfonso Sell Critiá.Siempre estaremos agradecidos a esta personas que de alguna manera pusieron su vida en peligro para salvar al nuestro Cristo

    ResponderEliminar