Comentario al Evangelio del domingo

23/09/2012: Domingo XXV T.Ordinario. Ciclo B
Lecturas: Sb 2, 12.17-20; Sal 53, 3-8; St 3, 16-4, 3; Mc 9, 30-37

La semana pasada, en el Evangelio Jesús enseñaba a sus discípulos que su obra de salvación pasaba por la cruz, por dar la vida; que la cruz es el camino de la resurrección. Caíamos en la cuenta de que el sufrimiento puede ser -y es- redentor. Hoy el Evangelio de Marcos nos presenta de nuevo a Jesús dándoles a los suyos el mismo mensaje: “El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará”. Pero ellos, mientras tanto,… “no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle”. Y peor aún, mientras Jesús les hablaba de que iba a dar la vida por todos, los Doce… “por el camino habían discutido quién era el más importante”.

Por eso Jesús les tiene que enseñar una vez más que el más grande será el que más sirva a sus hermanos. “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”. Buena lección la que nos da Jesús hoy. Hemos de comprender que la autoridad no es para “mandar” sobre los demás, sino para servir. La autoridad es un servicio que se ejerce desde la caridad, desde el amor, para el bien de todos, porque así lo quiso Jesucristo. Hace unas semanas, tras la muerte de un buen amigo sacerdote, D. Juan González Arrabal, -párroco de la Trinidad en Málaga durante 30 años-, comprendí esto muy bien. Él era querido y respetado en su parroquia porque supo vivir su autoridad de párroco como un servir a todos, dando su vida por ellos. Buena lección también para nuestras parroquias: lo primero en ellas no es el buscar primeros puestos, cargos… sino, simple y llanamente, servir para mayor gloria de Dios.

Y si descubrimos la grandeza de servir a todos, seguro que seremos felices plenamente. Que en esta semana pidamos al Señor que nos dé la luz para entender que es más feliz quien más sirve a sus hermanos. ¡Feliz semana a todos!

J. Javier García, sacerdote