"La Familia: una página del Evangelio para nuestro tiempo"

viernes, 25 de mayo de 2012

Pentecostes ( 2ª parte )

                                                                                              

El Espíritu Santo, el gran desconocido



El Espíritu Santo, el gran desconocidoAntonio Dorado Soto, obispo emérito de Málaga - 23/05/2012
El domingo 27 de mayo, solemnidad de Pentecostés, D. Jesús Catalá presidirá la Eucaristía en la Catedral, a las 11.30 horas, a la que están convocados de forma especial los seglares, pues es el día del Apostolado Seglar y de la Acción Católica, para el que se ha elegido el lema "Apóstoles para la Nueva Evangelización". Para muchos cristianos, el Espíritu Santo, la tercera persona de la Trinidad, es el gran desconocido. Con motivo de la fiesta de Pentecostés, y Día del Apostolado Seglar el obispo emérito de Málaga D. Antonio Dorado ofrece una reflexión sobre esta solemnidad.

 Como dice la Liturgia, la fiesta de Pentecostés es la plenitud de la Pascua; el día en el que la "nueva creación", iniciada con la Resurrección de Jesucristo, recibe el Aliento de Dios y empieza a fructificar con el corazón de sus hijos. Reunidos en oración con María, la Madre de Jesús, los discípulos se mantenían a la espera, como les había ordenado el Señor, y repentinamente se vieron inundados de la misericordia divina, se sintieron perdonados, amados y transformados por un soplo y un estallido de vida desconocido. Comprendieron entonces que se habían cumplido las antiguas promesas y que habían recibido al Espíritu Santo, el gran Don de los tiempos mesiánicos, como habían profetizado Jeremías, Joel y Ezequiel. El libro de Los Hechos de los Apóstoles, que nos presenta en vivo el nacimiento de la Iglesia y sus primeros pasos, nos va mostrando cómo el Espíritu Santo pone en marcha al Pueblo de Dios, le da fuerza en las dificultades, le ayuda a encontrar caminos nuevos, lo impulsa a la misión entre los paganos, lo mantiene unido cuando surgen divergencias y lo enriquece cada día con su amor. Un amor que llamaba la atención de los no cristianos por su realismo y por su hondura; un amor que se sigue poniendo de manifiesto en el abnegado trabajo de nuestras Cáritas, de la entrega de miles de religiosos y de todos los movimientos auténticamente evangélicos. Como se dejaban llevar por el Aliento de Dios, por el Espíritu, las comunidades del Nuevo Testamento aparecen llenas de entusiasmo, audacia y alegría contagiosa. Tienen sus dificultades y defectos, como nosotros hoy, pero se muestran acogedoras, hasta el punto de que en ellas nadie se siente extraño; comparten lo que tienen, aunque surjan problemas a la hora de repartir; hablan un mismo lenguaje; y son profundamente creativas.







Y es que el Espíritu es el alma de la Iglesia. Con palabras del Vaticano II, "Éste (el Espíritu), de tal manera da vida, unidad y movimiento a todo el cuerpo, que los Padres pudieron comparar su función a la que realiza el alma". En el capítulo segundo del libro de Los Hechos de los Apóstoles, san Lucas narra la primera experiencia de la venida del Espíritu Santo sobre la comunidad en Pentecostés. Es el relato que se proclama como primera lectura en los tres ciclos litúrgicos, dada su gran importancia, porque el Espíritu Santo era la gran promesa para los tiempos mesiánicos, y Lucas ve su plena realización en el acontecimiento de Pentecostés. Este pasaje nos cuenta en vivo el comienzo histórico de la Iglesia misterio, de la Iglesia comunión y de la Iglesia misión. De la Iglesia misterio, porque es el Espíritu quien nos inserta en la vida trinitaria, mediante el amor de Dios que derrama en nuestros corazones. Con palabras del Vaticano II, "Cristo, el Hijo de Dios (...) amó a la Iglesia como a su esposa. Él se entregó por ella para santificarla y la unió a sí mismo como su propio cuerpo y la llenó del Don del Espíritu Santo", de tal manera que la dimensión más profunda de la Iglesia está constituida por el Espíritu, que sólo se vislumbra con los "ojos de la fe": Él es quien la guía y la vivifica sin cesar, de tal forma que "donde está la Iglesia, allí está el Espíritu de Dios; y donde está el Espíritu de Dios, allí está también la Iglesia y toda gracia" (San Ireneo). Esta convicción hará decir a Diogneto, en el s. II, que los cristianos "habitan en su propia patria, pero como forasteros; toman parte en todo como ciudadanos, pero lo soportan todo como extranjeros; toda tierra extraña es patria para ellos, pero están en toda patria como en tierra extraña. Igual que todos, se casan y engendran hijos, pero no se deshacen de los hijos que conciben. Tienen la mesa en común, pero no el lecho".




 COMIENZO DE LA IGLESIA COMUNIÓN

 El comienzo de la Iglesia comunión, porque es el Espíritu quien nos inserta en la Santa Trinidad y constituye una comunidad a partir de personas y grupos diferentes. Sin anular las diferencias, que son enriquecedoras, logra que hablemos un mismo lenguaje. La comunidad cristiana es la nueva Jerusalén y la réplica divina a la dispersión de Babel. Con la venida del Espíritu, se derrumban las barreras y divisiones, sin caer en la uniformidad, y comienza la Iglesia como lugar de encuentro y de acogida. Frente al aislamiento y a los particularismos, nace un mundo que comienza a crecer en comunidad solidaria. Como dice san Cirilo de Jerusalén, "los que están unidos a Él (Jesucristo) e injertados en su persona, vienen a ser como sus sarmientos y, al participar del Espíritu Santo, comparten su misma naturaleza (...).


                                                                             

En Él y por Él, hemos sido regenerados en el Espíritu para producir frutos de vida, no de aquella vida caduca y antigua, sino de una vida nueva que se funda en su amor". Por eso decimos que la Iglesia es el nuevo Pueblo de Dios, porque "Cristo hizo de él una comunidad de vida, de amor y de unidad". Sus seguidores somos la Iglesia comunión y "la propia diversidad de gracias, de servicios y de actividades, reúne en la unidad a los hijos de Dios, pues todo esto lo hace el único y mismo Espíritu" (Vaticano II). Es también el comienzo de la Iglesia misión, pues, en Pentecostés, los Apóstoles se sintieron llenos de la fuerza y de la sabiduría de Dios y se echaron a la calle. La misión del Hijo, que arranca del seno de la Santa Trinidad, se perpetúa visiblemente en la historia por medio de los Apóstoles y de todos los discípulos de Jesús. Pero es el Espíritu Santo el que constantemente nos capacita para hablar de forma que nos entiendan todas las gentes. Así se cumplió la promesa de Jesús, que había dicho a los suyos: "Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra".




Y si una comunidad o un cristiano carecen de tensión misionera, hay que preguntarse seriamente si no carecerán también de apertura al Espíritu Santo. Él es el soplo fresco de Dios, que nos devuelve al mundo, a descubrir su presencia en los signos de los tiempos. Frente a una visión negativa y desesperanzada del mundo moderno, Él viene a recordarnos que sigue presente en nuestro mundo hasta el fin de los tiempos; en nuestras ciudades postmodernas y en los pueblos del tercer mundo; navega por internet y duerme entre los "sin techo" del cuarto mundo; pasa hambre en África y está con los niños de la calle en las grandes ciudades sudamericanas.

                                                                
 


Él es el Espíritu santificador que se adentra en los campos del derecho, de la justicia y de la paz. Como dice el Vaticano II, "el Pueblo de Dios, movido por la fe, que le empuja a creer que quien lo conduce es el Espíritu del Señor que llena el universo, procura discernir en los acontecimientos, exigencias y deseos de los cuales participa juntamente con sus contemporáneos, los signos verdaderos de la presencia o de los planes de Dios".

domingo, 20 de mayo de 2012

Pentecostes ( 1ª Parte)


La fiesta de pentecostés originalmente se denominaba “fiesta de las semanas” y tenía lugar siete semanas después de la fiesta de los primeros frutos (Lv. 23: 15-21; Dt. 1: 69). Las siete semanas representaban cincuenta días; de ahí el nombre de Pentecostés (cincuenta) que recibió más tarde. Según Ex. 34: 22 se celebraba al término de la cosecha de la cebada y antes de comenzar la del trigo; era una fiesta movible pues dependía de cuándo llegaba cada año la cosecha, pero tendría lugar casi siempre durante el mes judío de Siván, equivalente a nuestro Mayo/Junio. En su origen tenía un sentido fundamental de acción de gracias por la cosecha recogida, pero pronto se le añadió un sentido histórico: se celebraba en esta fiesta el hecho de la alianza y el don de la ley. Es en este marco de esta fiesta judía, que el autor del libro de los Hechos coloca la efusión del Espíritu Santo sobre los apóstoles (Hch. 2: 1.4).



 Es a partir de este gran acontecimiento, Pentecostés se convertiría también en la fiesta cristiana de gran trascendencia (Hch. 20: 16; 1 Cor. 1: 68). Sin embargo, PENTECOSTÉS, es algo más que la venida del espíritu. La fiesta de Pentecostés es una de las celebraciones más importantes del calendario litúrgico, después de la Pascua. En el Antiguo Testamento era la fiesta de la cosecha y, posteriormente, los israelitas, la unieron a la Alianza en el Monte Sinaí, cincuenta días después de la salida de Egipto. Aunque durante mucho tiempo, debido a su importancia, esta fiesta fue llamada por el pueblo segunda Pascua, la liturgia actual de la Iglesia, si bien la mantiene como máxima solemnidad después de la festividad de Pascua, no pretende hacer un paralelo entre ambas, muy por el contrario, busca formar una unidad en donde se destaque Pentecostés como la conclusión de la cincuentena pascual. Vale decir como una fiesta de plenitud y no de inicio. En este sentido, Pentecostés, no es una fiesta autónoma y no puede quedar sólo como la fiesta en honor al Espíritu Santo. Aunque lamentablemente, hoy en día, son muchísimos los fieles que aún tienen esta visión parcial, lo que lleva a empobrecer su contenido. Hay que insistir que, la fiesta de Pentecostés, es el segundo domingo más importante del año litúrgico en donde los cristianos tenemos la oportunidad de vivir intensamente la relación existente entre la Resurrección de Cristo, su Ascensión y la venida del Espíritu Santo.



Es bueno tener presente, entonces, que todo el tiempo de Pascua es, también, tiempo del Espíritu Santo, Espíritu que es fruto de la Pascua, que estuvo en el nacimiento de la Iglesia y que, además, siempre estará presente entre nosotros, inspirando nuestra vida, renovando nuestro interior e impulsándonos a ser testigos en medio de la realidad que nos corresponde vivir. Invoquemos, una vez más, al Espíritu Santo para que nos regale sus dones y su fuerza y, sobre todo, nos haga fieles testigos de Jesucristo, nuestro Señor.


 "Después de la Ascensión de Jesús, se encontraban reunidos los discípulos con la Madre de Jesús. Era el día de Pentecostés. Tenían miedo de salir a predicar. De repente se escuchó un fuerte viento que llenó toda la casa y aparecieron unas como lenguas de fuego que se posaron sobre cada uno de ellos. QUEDARON LLENOS DEL ESPÍRITU SANTO y empezaron a hablar en lenguas desconocidas. En esos días había muchos extranjeros y visitantes en Jerusalén que venían de todas partes del mundo a celebrar la fiesta judía de Pentecostés. Cada uno oía hablar a los apóstoles en su propio idioma y entendían a la perfección lo que ellos decían. Estaban todos admirados y asombrados y se preguntaban:-¿Qué significa esto? Por su parte los apóstoles ya no tenían miedo y salieron a predicar a todo el mundo anunciando la resurrección de Jesús y su Camino. El Espíritu Santo les dio fuerzas y entusiasmo para la gran misión que tenían que cumplir: llevar la palabra de Jesús a todas las naciones y bautizar a todo el que creyera en ella, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Mucha gente, al oir a los apóstoles, creyó en Jesús y ese mismo día se bautizaron muchísimos. Había empezado una nueva Comunidad, un nuevo “movimiento” la Iglesia de Jesús.

lunes, 14 de mayo de 2012

La Mano Amiga de las Cofradías, el día a día en la Fundación Corinto


En pleno barrio de la Victoria hay un lugar en el que la palabra ayuda se convierte en algo que va más allá de la cooperación. El apoyo se convierte en una filosofía de vida que reina bajo los muros de la antigua casa hermandad de la cofradía del Rocío, lugar donde hoy se levanta la Fundación Corinto.


Esta institución benéfico-asistencial fue fundada por una veintena de cofradías con el ánimo de crear un economato social. Una entidad que se fundó a finales del mes de octubre y que a día de hoy atiende más de 200 familias.


Colas para pagar en la sede.
 
Amalia Gutiérrez es la gerente de esta fundación, responsabilidad que vive "con ilusión" y entrega pero a la vez siendo testigo de situaciones "muy duras". Según explica esta cofrade del Amor, el proyecto está pensado para ofrecer una ayuda puntual a los beneficiarios mientras esto consiguen mejorar y estabilizar su situación, pero la clave de la cuestión es que "hay mucha gente que está al filo de la pobreza" con lo que la actividad se tiene que intensificar. Aún así, la esperanza no se pierde. "Nos encantaría cerrar por falta de clientela. Con ese sueño abrimos", anhela Amalia.


Algunos de los productos que se encuentran en el economato.

 Pero para ser beneficiario también hay que pasar un proceso. Los posibles beneficiarios se dirigen a las cofradías que están adscritas y se les realiza un informe socioeconómico basado en los ingresos y en los gastos, además del número de personas que compone el núcleo familiar. Una vez emitido el informe favorable a esa persona se le entrega el carnet. Estos documentos se expiden con una duración de tres a seis meses, pero si la familia es cuestión tuviera necesidad de renovarlo se llevaría a cabo otro informe suplementario.


Las colas para acceder al economato se forman minutos antes de que se abran las puertas.

Una vez que ya se ha concedido el alta, la cofradía que haya realizado el informe asigna un importe al mes dependiendo de la situación particular. Esta concesión le permite al usuario comprar en el economato donde se encuentran productos básicos de alimentación, droguería, higiene y aseo. Todo gracias a una empresa malagueña, hasta ahora es el único proveedor. A pesar de que se pueden encontrar más de 200 artículos, hay una norma básica y es que en las estanterías no se encuentra ni alcohol ni cosmética. El montante de la compra está sufragado de forma que tres partes corren a cuenta de la cofradía y una parte la paga usuario. "No les das, ellos eligen y luego tienen que poner una parte. Aunque es una obra de caridad tiene la particularidad de que pagan una parte", matiza Amalia que además añade que "se nota que las cofradías se mueven por sacar esto adelante. Cuando se acaba el presupuesto se empiezan a inventar fórmulas nuevas como cenas benéficas o conseguir padrinos".


                                                                         

Cada una de las numerosas personas que guardan cola para poder adquirir sus productos esconden su propia historia de supervivencia para unos, mala suerte para otros o la oportunidad de agarrarse a un clavo ardiendo para poder seguir adelante. Amalia puntualiza que "no hay ningún perfil social definido pero muchos son de nueva pobreza". Incluso, algunos de los usuarios, según explican desde la administración, consideran su situación como una "humillación". No es el caso de Ana María, una de las beneficiarias que cree cuando una persona piensa así es que "peca de orgullo". "Estando vivo te puede pasar cualquier cosa y esto es una gran ayuda", confiesa esta joven divorciada y con dos hijos que cuando no podía afrontar los gastos y las deudas recurrió a Corinto porque "si tus hijos te piden cosas y no se las puedes dar, es muy duro".

Una historia parecida vivió Conchi, madre soltera con tres hijos que perdió su trabajo como limpiadora y se encontró en paro y sin ninguna ayuda. Para ella el poder ser beneficiaria del economato "no es ninguna vergüenza, vergüenza sería robar". Aunque también ha habido casos que han sucedido al contrario. Cuenta el personal responsable que escasos días después de la apertura del economato una chica que esperaba en la cola recibió una llamada telefónica en la que le ofrecieron un trabajo. A los pocos días devolvió su carné de beneficiaria.


Acto Bendición de la Fundación Corinto por nuestro Obispo y en la que nuestra Cofradía está presente

Para mantener toda esta maquinaria benéfica en funcionamiento es necesario unos engranajes, que en Corinto se plasman es la figura de los voluntarios, que ya se cuentan en un número que ronda la centena. Isabel García y Dolores García son dos de estas personas que decidieron poner su granito de arena en forma de voluntariado. "Al principio todos los usuarios venían muy desorientados, ahora incluso traen ellos su propia calculadora para comprar", dice la primera de ellas. Para Dolores esta dedicación "es una satisfacción". "Antes era muy duro pero ahora las tardes se hacen cortas", declara ilusionada.


Nuestra Cofradía es parte activa de la Fundación Corinto

La tramitación del voluntariado se hace siempre desde la Vocalía de Caridad de las hermandades adscritas, pero aquí pueden darse varios casos. Si el interesado pertenece a una hermandad de la Fundación sólo tiene que ponerse en contacto con el personal competente de su cofradía. Si se pertenece a una hermandad que no pertenezca o no es hermano de ninguna, el proceso se realiza a través de la coordinadora de voluntarios. A través de ella se vincula a la persona en cuestión a una hermandad adscrita que se elige en función del número de voluntarios que ya tenga. Para evitar esta situación los estatutos de la fundación recogen que "no es indispensable pero sí deseable la pertenencia a una cofradía de aquellos que deseen ser voluntarios en el economato.


"Ser voluntario es un compromiso serio porque en el momento que dices sí ya sabes que hay una persona que depende de ti. Esto es algo que nació con vocación de permanencia", es lo que afirma Pedro Merino responsable de las relaciones con las cofradías.


Artículo del Periódico Malaga Hoy



sábado, 5 de mayo de 2012

Especial Festividad Stmo. Cristo del Amor "Reflexiones ante Cristo Crucificado"


Domingo 6 de Mayo... Celebramos la Festividad de nuestro Titular, el Santísimo Cristo del Amor.

Por tal motivo os hacemos llegar esta Entrada Especial dedicada a Él, en la que hallaremos“Reflexiones” y “Conclusiones” que seguro nos van a ayudar a acercarnos más  a nuestro Padre, y a comprender mejor lo que significa el hecho de que Él dió su vida por todos los hombres en la Cruz, con un inmenso AMOR gratuito.


Stmo. Cristo del Amor


La información que a continuación se relata ha sido extraída del Libro "Reflexiones ante Cristo Crucificado", obra de Antonio Soto Cartaya y José María Rodríguez-Izquierdo y contenido en la interesantísima Web Formación Cofrade


Portada del Libro

REFLEXIONES


REFLEXIÓN PRIMERA  El Misterio de la Cruz es el Misterio del amor llevado al extremo, por nuestro Padre Dios, hacia nosotros los hombres. Además es enseñanza para la humanidad de cómo hemos de estar dispuestos a llegar al desprendimiento de todo por amor. La Cruz no sólo es la cátedra en la que se nos revela la salvación del mundo, sino también la cátedra desde la que Jesús nos enseña cómo debe ser nuestra vida llena de amor, del que no espera nada a cambio.


Interpretación del Misterio de la Cruz



REFLEXIÓN SEGUNDA La Cruz es alegría, porque gracias a ella hemos alcanzado la vida. No es necesario vivir la Cruz como la vivió Nuestro Señor Jesucristo; pero sin embargo, es necesario que estemos dispuestos a crucificarnos en nuestras pequeñas o grandes cruces que la vida nos depare cada día, diciéndole a Dios lo mismo que Jesús: “Si es posible, que pase de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Evangelio de Marcos 14,36). La Cruz no hay que buscarla, pero sí hay que abrazarla por amor, y así se convertirá en alegría.



Él abrazó la Cruz por AMOR


¡Qué importante para nosotros es la Cruz!



REFLEXIÓN TERCERA Todo cristiano, si de verdad quiere vivir en el mundo de modo consecuente con su fe, tiene que estar dispuesto a ayudar a todos a llevar la Cruz de cada día, con mucho amor, y con la alegría de saber que lleva a cabo el mandamiento de Dios, cuando Jesús dice: “Amaos los unos a los otros, como yo os he amado” (Evangelio de Juan 13,34). Al tomar la Cruz de cada día nos unimos a Dios por medio del ejercicio del amor, único camino de salvación, y única manera de vivir la amistad y el sentimiento de los hijos de Dios.



Amistad en torno a la Cruz


REFLEXIÓN CUARTA Donde esté un cristiano desarrollando su trabajo o profesión, debe ser el testimonio de un cumplimiento lo más perfecto posible; y si comete algún error, asumirlo con humildad, sin desviar hacia otro su responsabilidad. Tiene que tener muy claro, al ejercer su trabajo o profesión, que está dando un servicio al hermano, al que debe su amor, y esto se ha de manifestar en un trato exquisito y una actuación impecable. No vale poner excusas de que ya ha terminado la jornada o de que no le corresponde, para no prestarle nuestra atención que merece, como hijo de Dios y hermano nuestro. Hay que ver en el que nos necesita por cualquier circunstancia a Cristo en la Cruz, que en ese momento nos llama.
Tengamos en cuenta que esta será la Cruz que debemos abrazar con la alegría del que sabe que, al atender a un semejante, se está atendiendo al mismo Jesús que dijo: “...lo que hagáis con alguno de estos a mí me lo hacéis...” (Evangelio de Mateo 25,40). 



Amor en lo que se hace


La gran Familia del Amor



REFLEXIÓN QUINTA El primer lugar donde se ha de notar que hay cristianos es en la familia. Si es el padre, no debe ser prepotente, pero ha de ejercer su autoridad con un testimonio personal, dispuesto a servir a todos los miembros de la familia, imitando a Jesús, que también sirvió a los suyos. Si se trata de la madre, como el padre, debe ejercer, con las mismas características de humanidad, su autoridad. Los dos han de tener muy presente que, en lo posible, se viva la fe en la familia, como Iglesia doméstica (Concilio Vaticano II, Constitución sobre la Iglesia, n.11). En cuanto a los hijos, han de tener muy presente el “cuarto mandamiento”, procurando cuidar, atender, demostrar cariño y respeto a padres y abuelos, y a cuantos mayores formen parte de la familia; porque ellos, aunque tengan defectos, necesitan ser amados, y son presencia del mismo Cristo. Que se note en la familia que son cristianos por el amor y la alegría que reine en ella.  



Nuestra Madre, testigo del Amor en las Familias



REFLEXIÓN SEXTA Recordemos las palabras de Jesús: “El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su Cruz cada día, y se venga conmigo” (Evangelio de Lucas 9,23); y precisamente a esto estamos obligados los que libre y voluntariamente somos cristianos. Ante esta exigencia, podremos fallar una y mil veces, pero nuestra postura debe ser la de abrazarnos a la cruz de cada día, con la alegría del que sabe que “El Señor es nuestro Pastor y que con Él nada nos puede faltar” (Salmo 23,1).  



El Señor es nuestro Pastor


REFLEXIÓN SÉPTIMA Para ser un buen cristiano, se debe ser un hombre o una mujer que esté dispuesto (o dispuesta) a vivir el Misterio de la Cruz en plenitud, porque “Por la Santa Cruz se salvó el mundo” (como rezamos en el “Via Crucis”). Hay que seguir el camino que pasa por la Cruz, como el camino de llevar, en toda su pureza, la Buena Noticia (el Evangelio), para tantos que necesitan de ella.   



Por la Santa Cruz se salvó el mundo



REFLEXIÓN OCTAVA La manera más auténtica de tomar la Cruz será amando a los que nos rodean, sin esperar nada a cambio; como Jesús, que no sólo lo dio todo por nosotros, sino que en la Cruz supo perdonar a los que de alguna forma intervinieron en su Pasión y Muerte.


Él lo dio todo por nosotros



REFLEXIÓN NOVENA A tanto nos obliga la palabra de Jesús: “Toma tu Cruz y sígueme”; que, antes de perjudicar a un hermano, aun en lo más mínimo, debemos estar dispuestos a lo que sea necesario; porque en el abrazo a esa cruz que se nos presente, está nuestra respuesta positiva a Jesucristo, nuestro Hermano Mayor, que nos dice: “Sed perfectos como vuestro Padre del cielo es perfecto”(Evangelio de Mateo 5,48).



Toma tu Cruz y sígueme



REFLEXIÓN DÉCIMA El camino de la Cruz o se recorre con mucho amor o se hace insoportable. No dudemos que al final está Jesús para acogernos, y no sólo en el último día, sino que esa acogida se nota al sentir interiormente la alegría de saber que estamos haciendo su voluntad y que Él está con nosotros. 





El camino hacia la Cruz... Siempre con Amor



REFLEXIÓN UNDÉCIMATodo cristiano está llamado por Dios a la santidad (Concilio Vaticano II, Constitución sobre la Iglesia n. 39), lo cual implica una actitud responsable y comprometida con su fe; más aún, un cristiano ha de ser un testigo de Cristo en la profesión, en la familia, y entre los amigos y enemigos. En estos tiempos, cuando el hombre y la mujer están de vuelta de tantas cosas, y tan desengañados de un mundo en que el único dios es el poder y el dinero, es necesario que los cristianos seamos valientes en manifestar nuestra fe, y que oremos, y demos testimonio de lo que somos con nuestras conductas, con nuestros posicionamientos, con nuestros criterios y con nuestras acciones, diciendo de este modo a todos que Cristo vive y que su Buena Noticia (el Evangelio) sirve en todos los tiempos. El cristiano ha de manifestar ante los demás que es distinto de los que no lo son, y debe llevarles a la pregunta: ¿por qué?; para llegar a la conclusión de que se comporta así porque es un cristiano. Seamos tolerantes, lo cual no quiere decir que aceptemos todo lo que vemos y oímos, pero sí que comprendamos a los demás, y sepamos vivir la alegría de los hijos de Dios, ya que no hay nada más negativo que un cristiano triste. Viviendo así, cumplimos la misión apostólica que, como bautizados, tenemos (Concilio Vaticano II, Decreto sobre el Apostolado de los seglares).


Junto a la Cruz, el Evangelio debe estar siempre presente



REFLEXIÓN DUODÉCIMA La oración es fundamental para la vida cristiana. Sin ella el contacto con Dios se resiente. La oración no es estar rezando continuamente oraciones hechas, sino hablar de modo espontáneo y estar en contacto íntimo con nuestro Padre Dios. La oración consiste en poner en sus manos nuestra vida con nuestras necesidades, y con nuestras gratitudes por tantos bienes recibidos. Orar es estar siempre en presencia de Dios conscientemente, porque seamos capaces de que nuestras obras, nuestros trabajos y nuestra convivencia con los demás las convirtamos en oración. En la Cruz Jesús se ofreció al Padre por nosotros en una oración sublime. Esta postura de oración continua es otra forma de tomar la Cruz de cada día, ayudando a los demás a llevar las suyas. Dios siempre escucha a sus hijos, como un buen Padre, por lo que siempre recibe nuestra oración y nos corresponde con su misericordia infinita, a pesar de nuestros muchos defectos; y aunque en algunos casos nos parezca sordo a nuestras súplicas; Él nos ama y nos atiende, no según nuestros criterios, sino según lo que más conviene a cada uno en cada momento. Pensemos que, para ayudarnos a llevar nuestras cruces, tenemos un Cireneo excepcional, el mismo Jesús. Así que, los cristianos no podemos desfallecer ni cansarnos en la oración.



Oración y Amor



REFLEXIÓN DECIMOTERCERA En la anterior reflexión nos ocupamos de la oración personal, pero hemos de tener muy en cuenta que la oración comunitaria es especialmente agradable al Señor, que nos ha dicho: “Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Evangelio de Mateo 18,20), y también: “Si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará” (Evangelio de Juan 16,23). Lo dicho significa que es también necesario orar en común con nuestros hermanos cristianos, para que, unidos, presentemos toda la realidad de nuestra vida, con nuestros defectos y virtudes, ante Jesús y ante Ma-ría, su Bendita Madre. Es especialmente importante la participación comunitaria en la Eucaristía (Santa Misa), que es el centro de la vida cristiana, constituyendo la asamblea de cristianos, en la que pedimos unos por otros y damos gracias a nuestro Padre Dios. Esta participación en la Eucaristía es especialmente importante cada Domingo, el Día del Señor, en que se nos pide que los cristianos nos reunamos para escuchar la Palabra de Dios, darle gracias en la Gran Oración Eucarística, y recibir el Cuerpo de Cristo en la Comunión (Concilio Vaticano II, Constitución de Sagrada Liturgia n. 106). La Misa del Domingo es para todo cristiano el centro vital de la semana. 



Juventud del Amor



REFLEXIÓN DECIMOCUARTA La Cruz nos conduce al conocimiento del gran amor de Jesús hacia la humanidad, y en ese conocimiento debemos profundizar. Para conseguirlo, es necesario tener inquietud por una formación permanente en la vida cristiana, que se ejercita mediante lecturas de la Biblia y de otros libros, revistas y artículos que nos puedan ayudar a ello; así como con conferencias formativas, participación en grupos de vida cristiana, retiros espirituales y otras actividades semejantes. Lo importante es no descuidar una formación progresiva, en cuanto a conocimiento de la fe cristiana y a tratar de poner en práctica los valores que proclama el Evangelio. 



La Cruz nos conduce al Amor de Dios



REFLEXIÓN DECIMOQUINTA Donde esté un cristiano debe hacerse presente el mismo Jesucristo, porque con nuestra actuación sabremos poner en práctica, abrazando la Cruz, los principios de vida que aparecen en la oración que se ha atribuido a San Francisco de Asís: “Donde haya odio, ponga yo perdón, donde haya discordia, ponga yo armonía, donde haya error, ponga yo verdad, donde haya duda, ponga yo la fe, donde haya tiniebla, ponga yo la luz, donde haya tristeza, ponga yo alegría donde haya desesperación, ponga yo esperanza; que no me empeñe tanto en ser consolado como en consolar, en ser comprendido como en comprender, en ser amado como en amar; porque dando se recibe, olvidando se encuentra, perdonando se es perdonado, y muriendo se resucita a la vida. Así debemos ser los cristianos, quizá podamos parecer “bichos raros”; pero que de esta forma, los demás puedan decir: son consecuentes con la fe que dicen profesar.


Todos somos Amor


CONCLUSIONES 

 

CONCLUSIÓN PRIMERA Todo lo que se propone en las anteriores reflexiones, sólo se puede llevar a cabo cuando seamos hombres y mujeres conscientes, ya que para que exista un buen cristiano, primero tiene que haber una buena persona. Para ser una buena persona, ante todo como ser humano, se ha de sentir defensor de los derechos humanos: si ama lo que es justo y lo defiende, si es un buen ciudadano, si acepta y respeta las leyes, siempre que estas no conculquen algún legítimo derecho, si es tolerante y amante de la paz, si es prudente y magnánimo, si defiende el ecosistema de nuestro planeta, y si ama la libertad. Todo esto le lleva a ser consciente de sus obligaciones sociales, y en consecuencia, dispuesto a trabajar por el bien de la sociedad, cuando esta lo necesite Tiene que amar y respetar, como un gran bien, la libertad, que ha de saber ejercer con el límite de no impedir la libertad de sus semejantes. Ha de ser amante de los derechos y defensor de ellos, pero consciente de que estos derechos conllevan unas obligaciones. El que tiene esta forma de ser está en el buen camino para ser un buen cristiano, ya que sólo le falta impregnar sus posturas de la trascendencia de Dios. No podemos tomar la cruz sin ser conscientes de nuestra humanidad, que está abierta al gozo de ser Hijos de Dios. Tenemos, pues, que saber discernir cuándo hay que “dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César” (Evangelio de Mateo 22,21), porque debemos ser defensores siempre de lo que es justo. 



"No paséis de largo ante el sufrimiento humano y tened siempre presente nuestro pilar fundamental: la CARIDAD."




CONCLUSIÓN SEGUNDA Los cristianos tenemos la misión ineludible de ayudar a los demás, para que sean, ante todo, buenas personas; y además fieles a su vocación cristiana con todas sus consecuencias. Tratemos de ayudar a formar cultural y humanamente a los hombres y mujeres con los que convivimos y tratamos, y démosles a conocer a Jesucristo, nuestro Hermano Mayor, y su mensaje, para poder seguirle conscientes, alegres y confiados en su amor. Porque Jesús está con nosotros siempre, y su ayuda nunca nos faltará.




"Ahora subsisten la Fe, la Esperanza y la Caridad, estas tres... Pero la mayor de todas ellas es la Caridad"




REFLEXIONES Y CONCLUSIONES PROPIAS PARA MIEMBROS DE HERMANDADES Y COFRADÍAS 




REFLEXIÓN PRIMERA El cofrade debe ser fiel cumplidor de las Reglas de su Hermandad, a la que libre y voluntariamente pertenece. Tiene que tener en cuenta que, donde haya un cofrade, debe haber un testigo de Cristo ante los demás hombres y mujeres que lo rodean. Para lo cual debe ser, ante todo, humilde y servicial, sin caer en la falsa humildad o el servilismo. Por tanto, debe ser consciente de sus propios méritos y aptitudes, como dones de Dios, pero sin pretender por ello los primeros puestos, sino ser los primeros en estar siempre dispuestos a servir a los demás y a la Hermandad en aquello que en cada momento lo necesite, “Pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve” (Primera carta de Juan 4,20).


"Donde hay Caridad y Amor, ahí está Dios"


REFLEXIÓN SEGUNDA El cofrade debe vivir su Hermandad como su comunidad en el seno de la Iglesia. En ella ha de encontrar dónde realizar su oración comunitaria, para obtener las fuerzas necesarias para abrazar la cruz de cada día con la alegría de sentirse hijo de Dios. Por consiguiente, debe participar en los actos de la Hermandad. Hemos de crecer en el conocimiento de nuestro Padre Dios y del hombre al que tenemos que servir, y esto sólo lo conseguiremos asistiendo a los actos de formación, ya que no podemos quedarnos en una fe infantil que no vaya creciendo.El otro punto que debe cuidar es el de la acción caritativa y social. Para ello debe estar dispuesto a colaborar con su aportación económica y con su oración y entrega personal. El cofrade siempre debe estar en posición de servicio, por lo que, si somos llamados a formar parte de la Junta de Oficiales, debemos aceptar como un servicio a favor de la Hermandad, y por tanto, de los hermanos. Esta postura irá de acuerdo con la de tomar la Cruz; y, como Jesús, hacer no sólo lo que nos sea grato, sino lo que el amor nos exige.



Siempre queda la Hoguera del Amor... "la que nunca se acaba"


REFLEXIÓN TERCERA Por ser las Hermandades de Penitencia comunidades que tienen un claro sentido penitencial, hemos de estar dispuestos, mientras nuestras fuerzas físicas nos lo permitan, a realizar la Estación de Penitencia (o Procesión de Semana Santa), no como ostentación, no por “espíritu cofrade”, no por simple amor a nuestras “tradiciones”, ni siquiera por tradición familiar; sino por la razón de acompañar a Jesús y a María, su Bendita Madre, como cristianos en camino de conversión que peregrinan hacia la casa del Padre, y que quieren testimoniar públicamente su fe. De ahí que seamos humildes y no solicitemos puestos de privilegio en la Estación de Penitencia (o Procesión), sino que estemos dispuestos a ocupar el lugar que se nos señale con alegría, ya que esa pequeña cruz nos hará más semejantes al Señor y a la Virgen que acompañamos, y que no vinieron a ser servidos, sino a servir. Quien no proceda de esta forma no ha entendido nada sobre el Misterio de la Cruz de Cristo, a quien veneramos. No olvidemos que los primeros serán los últimos.Nuestro espíritu cofrade nos exige sacrificar nuestro gusto, para que nuestro discurrir penitente sea acorde con nuestra auténtica devoción.



Él está con nosotros siempre


REFLEXIÓN CUARTA Otra forma de abrazar la Cruz es no pretender, a toda costa, ocupar cargos que nos supervaloren ante los demás hermanos; y mucho menos, realizando subrepticiamente actividades o comentarios que, de alguna manera, puedan perjudicar a otros hermanos, en una búsqueda bastarda de nuestro interés personal. Pero, no obstante, debemos aceptar sin falsos remilgos y con un criterio auténtico de servicio a la Hermandad, cuando nos elijan para un determinado oficio o labor, dispuestos a cumplir con las obligaciones que podamos contraer, siempre que creamos que podemos ser útiles; y no sólo aceptar, sino ofrecernos, pero sin sentirnos heridos, si se escoge a otro hermano. Esto es también una forma de abrazar la Cruz. No sintamos que otros lleguen antes, pero en lo que deberemos estar dispuestos siempre es en el servicio a los demás, teniendo muy presente que “Los últimos serán los primeros, y los primeros los últimos” (Evangelio de Mateo 20,16).


Gracias por habernos "abrazado abiertamente"



REFLEXIÓN QUINTA En las Hermandades se organizan charlas formativas, retiros, debates y otras actividades semejantes, que ayudan a sus miembros a profundizar sobre posturas a tomar ante las diversas situaciones que puede presentar la sociedad en la que vivimos. Estas actividades nos llevarán a enriquecer ese conocimiento y, como resultado, a cimentar nuestra fe. De ahí la necesidad de participar en dichas actividades, para estar así preparados a llevar mejor la Buena Noticia (el Evangelio) a toda la humanidad. Además será una manera de abrazar la pequeña cruz que puede significar la asistencia a estos actos, y ayudar a llevar las suyas a los hermanos que los han organizado, para facilitarnos los medios de formación que necesitamos. También debemos estar dispuestos a colaborar con las obras de caridad de nuestra Hermandad con nuestras aportaciones económicas y personales, “Pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve” (Primera carta de Juan 4,20), como anteriormente se ha recordado. 


 Mari Carmen Ledesma, Pregonera de la Semana Santa de Málaga 2012 ..."y de todas Ellas, la mayor: su Bendita y Dulce CARIDAD"



CONCLUSIÓN PRIMERA A los miembros de la Junta de Oficiales el Señor les pide que, como hermanos, deben hacer suyas todas las reflexiones anteriores, y han de tener presente la gran responsabilidad de no sentirse nunca con el poder de gobernante, del superior ajeno a los demás, sino como servidores de todos ellos, y sentir la responsabilidad de cuidar de la conservación del espíritu de la Hermandad en su íntimo ser, en sus manifestaciones externas, y en los actos que, para la Hermandad, constituyan una auténtica tradición, de acuerdo con el espíritu que dio origen a las Hermandades de Penitencia. Han de estar también dispuestos siempre a adaptar la vida de la Hermandad a las exigencias de los tiempos, en sintonía con la Iglesia y sus disposiciones, a tenor de las circunstancias de tiempo y lugar, y de exigencia pastoral. Es necesario conectar con los hermanos, informándoles, escuchándoles, y tratando siempre de atender sus justas peticiones, sin olvidar que, en la Hermandad, el Cabildo General es soberano, y que la Junta de Oficiales es el órgano ejecutivo de la Hermandad, a la cual en todo momento debe servir. 



La Cofradía del Amor... Una Casa con las puertas siempre abiertas


CONCLUSIÓN SEGUNDA Es necesario recordar al Hermano Mayor que tenga muy presente que el único Hermano Mayor es Jesús; y que, al que es nombrado como Hermano Mayor, le toca, en cierto modo, ser representante del mismo Cristo ante todos los hermanos, por lo que siempre debe procurar ser justo, amable, comprensivo y responsable; ya que, como capitán, debe conducir la nave de la Hermandad siempre dentro de la fidelidad a Cristo y a su Evangelio. Debe sentirse el primer servidor de los hermanos, y no olvidar que es “primus inter pares”; es decir el primero entre iguales.


Nuestra Hermana Mayor, Cari... Ejemplo para todos



CONCLUSIÓN FINAL El objetivo que me ha movido a la adaptación del libro de D. Antonio Soto Cartaya “Reflexiones ante la Vera-Cruz” ha sido ofrecer una ayuda, para que en la vida de muchos cristianos de nuestro tiempo, entre ellos los miembros de Hermandades y Cofradías, se realice lo que anunció Jesús antes de su Pasión: “Cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí” Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir (Evangelio de Juan 12,32-33). Desde que Jesucristo dio su vida por nosotros en la Cruz, muchísimos hombres y mujeres, a lo largo de toda la historia, se han sentido fuertemente atraídos por Él. Para recordar algunos más significativos, pensemos, ante todo, en el Apóstol San Pablo, así como en San Francisco de Asís, San Juan de Ávila, San Ignacio de Loyola, San Juan de la Cruz y Santa Ángela de la Cruz. Esta atracción de Jesucristo Crucificado continúa también en la actualidad; en efecto, los cristianos sabemos que la Muerte de Cristo en la Cruz, lejos de ser un fracaso y un trágico final de su vida, como pretendían los sacerdotes y autoridades judías, ha sido una victoria sobre todo aquello que impide al ser humano su plena realización como tal. Jesús, dando su vida por todos, ha vencido la muerte y el pecado, y ha abierto para todo ser humano un camino de plena realización.
Esta victoria de Cristo se ha manifestado en su Resurrección, que los cristianos no la contemplamos como algo separado de su Pasión y Muerte: ya que la Pasión, Muerte, y Resurrección de Jesucristo constituyen lo que llamamos los cristianos el “Misterio Pascual”, que es el centro de nuestra fe, y la realidad que percibimos que da sentido a toda nuestra vida, incluyendo lo que en ella nos corresponda sufrir y padecer, como propio de la condición humana, y por nuestra fidelidad al mismo Jesucristo. José María Rodríguez-Izquierdo




viernes, 4 de mayo de 2012

Formación y Caridad


Os hacemos llegar un interesante Artículo que se publicó en el pasado Boletín de Cuaresma 2012 de la Hermandad del Calvario de Málaga.

Es una interesante reflexión de Salvador Villalobos Gámez, que seguro que no deja a nadie indiferente y en la que muchos nos sentiremos identificados y a otros les "mostrará" nuevos puntos de vista en los cuales trabajar en una Cofradía.


Boletín de Cuaresma del 2012 la Hermandad del Calvario


"Toda asociación de fieles de la Iglesia Católica se debe asentar en tres pilares fundamentales, y de igual importancia. Estos pilares son el Culto, la Formación y la Caridad. En las cofradías, suele ocurrir, que hay dos pilares a los que se les dedican menos esfuerzos; estos son la FORMACIÓN Y la CARIDAD.


¡Qué importante es la CARIDAD!


El culto interno es preparado, en lo ornamental, con gran boato y solemnidad; a veces, vemos candelerías completas que hacen que el altar parezca un bosque de cera encendida; aunque puede ocurrir que, en cualquier día del triduo, quinario o septenario haya más velas que personas asistentes al culto.


La Cruz del Papa con los Jóvenes Cofrades


Para el culto externo, aún no faltan asistentes que participen en la procesión, aunque se tengan que repasar, una y otra vez, las listas de años anteriores para que se puedan cubrir todos los puestos. Así están las cosas; desde hace veinte o treinta años se ha hecho la revolución de la estética, pero falta aún coraje para acometer, con más interés, la revolución de la ética. Algo que se va haciendo, pero tímidamente y poco a poco. Sigue primando lo externo, pero nos cuesta mucho entrar en el núcleo de la cuestión: la vivencia evangélica en fraternidad, el alma de la cofradía.


La Juventud siempre cerca de la Caridad


A estas alturas del siglo XXI y con los problemas sociales que nos rodean, no podemos enviar a la sociedad el mensaje de que lo único que nos preocupa es la procesión anual con los consabidos estrenos. La sóla y mera procesión, de por sí, no es suficiente evangelización, por muy ordenada, seria y solemne que sea. En todo caso, y esto es cierto, es una primera invitación para que muchas personas se pregunten el por qué de la devoción, o se sientan atraídos por una venerada Imagen. Pero si, junto a esta primera llamada, la cofradía no ofrece un clima de acercamiento donde estos fieles puedan completar o aumentar su formación cristiana, nos quedamos sólo en algo que se diluye y se olvida con el tiempo.

Santo Cristo del Calvario y Vía-Crucis


Las cofradías, empezando por las juntas de gobierno, deben ofertar a sus hermanos la posibilidad de crecer en la Fe y en el compromiso cristiano. Cualquier asociación de fieles debe ser un lugar de crecimiento común en la Fe, independientemente de su carisma particular. Si mi pertenencia a una cofradía no me posibilita la oportunidad de que mi fe se acreciente, es que algo está fallando. Por eso, es tan importante la celebración comunitaria de la Eucaristía, donde nos alimentamos de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo, así como la celebración de ciclos formativos, catequesis de Confirmación...


JMJ -Cofrades Málaga

Cuando en una cofradía van las cosas mal, casi siempre, se debe a las mismas causas: al afán de protagonismo o a discusiones sobre estética. Esto es debido a que nos quedamos en lo superficial. Si las opiniones y decisiones se tomaran siempre a la luz del Evangelio, seguro que habría menos conflictos o no habría ninguno, y la Paz y la Unidad sería el valor absoluto a salvaguardar. Para esto, haría falta que, al menos a nivel de las juntas de gobierno, se fomentara la lectura y comentario de la Palabra de Dios para que a la luz de ella, las actuaciones de todos sean las más prudentes, respetuosas y honestas en aras del bien común. Y como consecuencia de una buena formación, de paso, se vería reforzado el otro pilar, el «Charitas», la Caridad irradiante, que aparece en el escudo de nuestra cofradía. Pero esto sería otro asunto a tratar."

La Fundación Corinto un ejemplo de Caridad de las Cofradías


Texto de Salvador Villalobos Gámez , Boletín Cuaresma 2012 de Hermandad del Calvario de Málaga
Imágenes varias insertadas.