"La Familia: una página del Evangelio para nuestro tiempo"

viernes, 12 de octubre de 2012

Una labor de cofrades, Fundación Corinto, Jornadas del Voluntariado


En pleno barrio de la Victoria hay un lugar en el que la palabra ayuda se convierte en algo que va más allá de la cooperación. El apoyo se convierte en una filosofía de vida que reina bajo los muros de una antigua Casa Hermandad, lugar donde hoy se levanta la Fundación Corinto.

Esta institución benéfico-asistencial fue fundada por una veintena de cofradías con el ánimo de crear un economato social. 

Una entidad que se fundó a finales del mes de octubre del año pasado, bajo la idea y la iniciativa de la Cofradía del Amor y la Caridad, y que a día de hoy atiende más de 300 familias. 

Por el momento son los fondos de las cofradías destinados a obras sociales y los donativos de los particulares los que hacen posible que esta iniciativa siga adelante, pero cada vez son más las familias necesitadas y cualquier ayuda es bienvenida en la Fundación Corinto, por ese motivo, desde este humilde blog, os pedimos vuestra colaboración en este proyecto, a la vez que alabamos y queremos  enaltecer la labor de estas Cofradías y de los cofrades voluntarios que se ponen al servicio del más necesitado



Bendición de los locales del Economato por el Obispo de la Diócesis
   Mas de 100 Voluntarios de las Cofradías que componen esta fundación, trabajan día a día en distintas tareas, desde la acogida de familias, limpieza, colocación de alimentos, cobrar......

    Amalia Gutiérrez es la gerente de esta fundación, responsabilidad que vive "con ilusión" y entrega pero a la vez siendo testigo de situaciones "muy duras". Según explica esta cofrade del Amor, el proyecto está pensado para ofrecer una ayuda puntual a los beneficiarios mientras esto consiguen mejorar y estabilizar su situación, pero la clave de la cuestión es que "hay mucha gente que está al filo de la pobreza" con lo que la actividad se tiene que intensificar. Aún así, la esperanza no se pierde. "Nos encantaría cerrar por falta de clientela. Con ese sueño abrimos", anhela Amalia.




Francisco Aranda
Delegado de Hermandades y Cofradías
    Durante los pasados día 5 y 6 de Octubre se celebró en el salón de actos del Palacio Hospital de San Julián, sede de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga una Jornada de Formación del Voluntariado. 

    En esos dos días pudimos escuchar las ponencias  de  Don Francisco Aranda Delegado de Hermandades y Cofradías, Don Juan Ignacio Domínguez, Secretario de la Fundación Corintio, Don Francisco Cantos Recalde. Y los Testimonios, por Miguel Ángel Vargas, patrono y hermano mayor de la Cofradía de la Salud, María Victoria Rueda, voluntaria de la Hermandad de la Humildad, Enrique Sánchez, vocal de caridad de la Cofradía de Dolores del Puente y Ana Belén Rueda. 
    Igualmente se proyecto un video, el cual impacto mucho a todos los asistentes por su realidad y emotividad.

                            http://www.youtube.com/watch?v=WwdqLcIOcL4
Video presentado en las Jornadas, realizado
 por el Hermano de la Cofradía del Amor y la Caridad  
Jose Amalio Pastor.


    Días de convivencia, de compartir experiencia, de sorpresa por la labor que estos Cofrades hacen por los mas necesitados.  
Convocatoria de las Jornadas de 2012

    Prueba de ello es la experiencia de Ana Belén Rueda, voluntaria de la Cofradía del Amor y la Caridad que expreso en las pasadas jornadas sus sentimientos sus vivencias, y que a continuación lo ponemos:


Mi nombre es Ana Rueda Olivares, y soy voluntaria en el Economato Social de la Fundación Benéfico Asistencial Corinto. Como ya sabemos esta Fundación y su Economato nacen de la inquietud por parte de los cofrades malagueños de prestar ayuda a las familias más necesitadas de nuestra ciudad, proporcionando alimentos y productos de primera necesidad a un bajo coste. Desde un primer momento, una veintena de cofradías se unieron en dicha fundación, y desde entonces va creciendo poco a poco, siendo cada vez más las Hermandades asociadas.

Por desgracia somos victimas de una crisis económica mundial que ya dura muchos años, demasiados, “la más grande jamás vivida” según algunos expertos. La realidad socioeconómica de nuestra capital, donde los sectores de producción más importantes son la construcción y el turismo, han hecho que la misma crisis ataque con mayor dureza a los malagueños. Málaga, con más de un 25% de paro y con muchos miles de personas cerca del umbral de la pobreza más absoluta, sufre los efectos de la crisis de forma más grave. 


Desde la fundación no se pretende solucionar la crisis, ni buscar remedio a los problemas globales, pero entre todos los que formamos esta organización queremos aportar nuestro granito de arena, y poco a poco conseguir paliar las necesidades de tantas y tantas familias que lo están pasando realmente mal. Ese es el germén del economato, la unión de un grupo de Cofradías preocupadas por la realidad social y económica que las rodea.

Como casi todos vosotros, yo soy cofrade. Hermana de la Cofradía del Amor y de la Caridad. Cofradía de la que surge la idea de esta fundación y de su economato social. Esos dos valores, esas dos virtudes, AMOR Y CARIDAD, están presentes en todas y cada una de las personas que formamos parte de esta iniciativa. Amor por nuestras familias, amigos, conocidos, por las personas con la que convivimos, por aquellos que están a nuestro lado, no somos ajenos a sus problemas y necesidades. Y Caridad, que nos mueve a la ayuda, a prestar socorro al que lo necesita, a dar sostén y apoyo, a compartir lo que tenemos, a solucionar los problemas entre todos.

Desde hace diez meses se me brindo el honor de formar parte de la familia que trabaja dentro del economato. Una tarde de enero los responsables del economato recurrieron a mí para que les ayudase, e inmediatamente ingrese como voluntaria. Desde entonces no he dejado de ir cada semana para prestar mi colaboración, mi compromiso  y mi trabajo. Dentro del economato, y al igual que todos mis compañeros voluntarios que trabajan en él, he desarrollado diversas tareas. La que suelo desempeñar es la de cajera, pero también de conteo, de orden y almacenaje, de limpieza, de acompañar a los beneficiados, de informar. Quizás haya quien lo califique de un trabajo, son dos horas a las semana desde enero, pero para mi es una satisfacción poder ayudar a los demás. Sin duda alguna las labores que se desarrollan por y para los demás sin esperar nada a cambio son las que más satisfacción te generan, y las que más útil te hacen sentir.

Como muchos de vosotros, también soy una victima más de la crisis. Por una circunstancia o por otra todos tenemos o conocemos a alguien que lo esta pasando mal, que su situación económica es delicada, que no les va bien. El paro, las deudas con los bancos, los impagos, la dificultad para llegar a fin de mes, son temas que se han puesto de moda en las tertulias de bar estos últimos años. Desde que participo de forma activa en el economato veo todo de forma distinta. El contacto con las personas a las que les prestamos nuestra ayuda me ha hecho ser consciente de otras realidades, no solo la mía, de ver situaciones desesperadas, donde hay gente que apenas tiene a lo que recurrir para solventar algo tan básico como el poder comer cada día. Pero además me ha hecho ver que muchas personas, más de las que pensamos, también son solidarias, y aunque tu estás allí para prestar tu ayuda, son ellas, los mismos beneficiados, los que también te ayudan.

Cuando acabamos, al finalizar cada turno, te queda la sensación de un deber cumplido, pero aun es más sensible la idea de que algo hemos cambiado. Un cambio que los titulares de los carnés notan, pues es hacia ellos a los que se dirige nuestra ayuda y son ellos los protagonistas de la idea de la fundación: Ayudar al necesitado. Pero también hay un cambio en nosotros, con nuestro trabajo nos acercamos a las personas que lo están pasando mal, hablamos con ellos, comprendes sus problemas, y no solo les brindas un apoyo económico, si no que también le das un apoyo moral, un desahogo.

Mi experiencia en el economato, su día a día, se puede resumir relatando el proceso desde que llega un beneficiario hasta que sale con su compra realizada:

Al darse de alta y entregarle el carné a los beneficiarios, se les establecen los días de compra. Las personas que deben venir a comprar ese día suelen llegar una hora antes de la apertura. Se observó al principio que como llegaban con mucha antelación se formaban incomodas colas en la puerta. Actualmente se ha articulado un sistema de entrega de turnos a través de números. Con esto mejoramos mucho, ya que los beneficiarios se acercan antes de la apertura, recogen su número, y no tienen que estar necesariamente en la puerta aguardando turno hasta que pueden pasar, si no que ya se personan cuando abrimos la tienda.


Mientras tanto, nosotros, los voluntarios que trabajamos ese día en el local preparamos la tienda para la apertura. Y cada tarde, 5 minutos antes de abrir, nos ponemos en presencia del Señor y de la Virgen, y rezamos una oración.

Desde el primer instante en el que los beneficiarios entran en el economato para comprar, tienen contacto con nosotros, no es un proceso impersonal, como puede ocurrir en los grandes centros comerciales. Si no que les acompañamos durante todo el proceso de compra. Los beneficiarios siempre sienten a alguien cerca de ellos, en todo momento tienen nuestra ayuda y nuestra colaboración.

En el control de acceso el voluntario que verifica la identidad de las personas que ese día van a comprar, comprueba su identidad con el DNI y el carné de beneficiario. Si en ese momento hay carros libres pueden entrar dentro de la tienda y comenzar a coger los productos.

Esta mañana no estoy aquí solo para describir como es mi experiencia en el economato, si no también para pedir, y llegados a este punto pido humildemente que se estudie la posibilidad de adquirir más carros de compra... Eso nos facilitaría más el trabajo y agilizaría más las compras.

Un voluntario acompaña siempre a cada beneficiario mientras va cogiendo los productos dentro de la tienda. Esta tarea es la que más nos acerca a ellos. Ya que mientras recorren el interior del local les informamos de todo aquello sobre los que nos preguntan. Les asesoramos en los productos que se deben llevar, les ayudamos a ajustar el presupuesto a su compra, a sacar el máximo provecho a la cantidad de dinero que tienen asignada. Pero también surgen otro tipo de conversaciones, desde las más intranscendentes a las más personales.

Es muy fácil que un beneficiario te diga algo así como “esto si me lo llevo que le gusta mucho a mis hijos”, eso hace que les preguntes por ellos, que cuantos son, la edad... De una cosa tan insignificante, la persona que ayuda se convierte en una compañía con la que conversar. Y la persona a la que ayudas deja de ser un desconocido. Las personas necesitamos consuelo cuando algo nos aflige, nosotros no somos la solución a sus problemas, pero nos acercamos a ellos de manera especial, y cuando nos visitan para comprar ven las mismas caras y surgen lazos de amistad. Esa cercanía, esa confianza que nace de forma espontánea, le da más valor si cabe al propósito de la fundación: al capital económico le añades un capital humano.

Esto mismo ocurre una vez se encuentran en la caja para abonar su compra. No es un ambiente frío el que perciben los beneficiarios, y es que aunque las visitas son mensuales, suele ocurrir que sea la misma persona quien les cobre la compra. Y siempre hay un saludo amable, un ¿que tal estas?, charlas mientras pasas la compra, palabras que son agradecidas por los beneficiarios. Nos acercamos a ellos y nos involucramos de forma activa para que sientan que por un momento, ese problema de comprar esto o lo otro lo tienen solucionado un mes más, pero además que allí hay alguien que esta para ayudarles, y esa soledad que sienten muchas personas cuando la angustias económica te ahoga, por un momento se desvanece al tener junto a ti una persona que te quiere ayudar, que te tiende la mano sin pedirte nada a cambio. Mostramos nuestra solidaridad.

Instalaciones del Economato

No siempre los beneficiarios llegan bien informados de la mecánica del funcionamiento del economato. Alguna vez a ocurrido cuando llega alguien nuevo que cree que no debe abonar su compra, se le explica amablemente que si debe, pero que la cantidad es más bien simbólica y que la cofradía que le proporciono el carné es quien corre con el mayor gasto, ayudandole en su compra. Hay quien no lo llega a comprender, pero son los menos.
Al hilo de esto nos ocurrió una anécdota, un beneficiario no sabía que debía pagar la compra, llego a caja y desconocía que debía abonar lo que llevaba. Pero un familiar que acompañaba a otro titular de un carné se dio cuenta de la situación y se hizo cargo con discreción de pagar la compra con la condición de que no se dijera nada de su acción. Y es que un conjunto de pequeñas buenas acciones pueden hacer una gran obra.

En todo momento los voluntarios estamos atentos a todo, a reponer los productos que se van agotando en las estanterías, para que el resto de beneficiarios puedan también comprarlos. Se le ayuda a poner sus compra en la caja, se le ayuda a meter lo adquirido en las bolsas, se les ayuda incluso a llevar su compra. Siempre se les despide con un gracias, deseandole que tengan un buen mes y que nos vemos el próximo.

Ojala no fuese necesario vernos ese próximo mes. Eso sería señal de que las cosas le han ido bien, de que han solventado sus problemas económicos, que han encontrado trabajo, que han tenido un golpe de buena suerte. Pero si eso no ocurre saben con seguridad que estaremos el próximo mes allí mismo y que ese agujerito que tienen en su vida diaria se lo vamos a tapar, una preocupación menos que te pueda atormentar. Poco a poco saldremos de esta situación, todos juntos podemos, solo hay que querer y siempre  tener FE.


Hay situaciones curiosas que son dignas de destacar, como cuando una persona llevaba más compra de la que podía cubrir con su presupuesto y agoto la cuantía de su carnet, debía dejar productos fuera. El beneficiario que se encontraba detrás, esperando también para pasar por caja, viendo la situación, se presto a pasar en su compra los productos que no le habían entrado. Aunque las necesidades puedan ser las mismas, siempre hay gente dispuesta a ayudarte, y de eso hemos sido testigos más de una vez. Quien menos tiene más ayuda, y más valora esa ayuda.

Cada tarde, antes de dejar la tienda, se reponen los productos para que se encuentre lista el próximo día de apertura, las cajeras junto con el control de acceso cuadran los carnés que se han atendido, las cofradías que corresponden y la venta total del día. Y echamos el cierre un día más.

Tal como hemos dicho en mi presentación mi puesto es habitualmente de cajera y como aquí también estoy para pedir, solicito a la fundación muy encarecidamente que se adquiera equipos informáticos de caja ya que a veces fallan, lo que crea un atraso en la labor de cobro y el consiguiente perjuicio a los que vienen a comprar ese día. Sin olvidar la incertidumbre con la que trabajamos cada día sin saber si en que momento pueden fallar las máquinas de caja.

Desde que esta fundación inicia su actividad en octubre de 2011 hemos tenido un incremento de beneficiarios muy importante y nos vimos desbordados ya que al comienzo solo contábamos con un puesto de caja, esto se solucionó al poner una segunda caja y se agilizaron las compras, consiguiendo que el beneficiario no tuviera que estar toda la tarde para realizarlas.

Cartel de la Hermandad del Rescate
anunciando el Economato.
Debido a este incremento de beneficiarios los voluntarios nos hemos dado cuenta  que el local se ha quedado pequeño. La fundación debería estudiar, siempre en la medida de sus posibilidades, el aumentar las dependencias en un local más amplio o de buscar soluciones para poder abarcar más personas a las que ayudar. Y es que todo lo que hacemos, todo lo que realizamos dentro del economato nos parece poco. Cada día, lejos de disminuir, son más lo que necesitan esa ayuda. Y no somos la solución, pero si somos ese granito de arena, y si conseguimos una montañita habremos logrado algo importante. 

El grupo de voluntarios lo formamos hermanos de distintas cofradías, pero todos y cada uno de nosotros remamos juntos en pos de un objetivo común sin importar si eres de una cofradía o de otra, lo que también nos ha unido entre nosotros. Y desde aquí invito a todos los hermanos que deseen ayudar que se acerquen y colaboren con la fundación. La suma de su trabajo y la aportación de sus ideas serán siempre agradecidas. Merece la pena formar parte de esto.


Cuesta mucho pedir. No a mi, que reitero las peticiones de más carros, cajas nuevas, y un local más grande. Cuando realmente algo nos hace falta pero creemos que pueden señalarnos por pedirlo, nos callamos. Las personas necesitadas son victimas de una exclusión social. Los voluntarios luchamos contra esa idea, y trabajamos para que los beneficiarios del economato encuentren un ambiente solidario, humano y cálido cuando vienen a realizar su compra.

Para terminar quisiera lanzar un llamamiento al resto de cofradías que por una u otra razón aun no forman parte de la Fundación, pidiéndoles que contemplen el unirse a ella, ya que entre todos tendremos más fuerza, y poco a poco, y mientras la situación sea la actual, podemos ayudar a más personas con nuestro AMOR y nuestra CARIDAD.


Agradecer a todos los presentes que me hayan concedido estos breves minutos para dar mi punto de vista como voluntaria de lo que es el economato y de la labor que desarrollamos dentro de él.

Que María Santísima y Nuestro Padre Jesús nos den siempre fuerzas para poner en marcha y mantener cuanto sea necesario realidades como la Fundación Benéfico Social Corinto.

Muchas gracias y buenas tardes.